En el 2008 un hombre se acercó a mí cuando leía en un parque en el barrio de gracia, en Barcelona. Me preguntó si podía decirme un secreto. Yo le dije que sí, y él me respondió que me lo diría con la condición de que yo lo guardara durante toda mi vida. Entonces le prometí que no le contaría a nadie el secreto. Él se acercó, me dijo el secreto, comenzó a llorar y se fue. Desde entonces no le he dicho el secreto a nadie. En el 2022, hice un performance en el que les contaba a las personas que llevaba haciendo ese performacne desde el 2008 que había empezado a guardar ese secreto, y que estaba dispuesto a seguir haciéndolo hasta que muriera. Les pedí a las personas presentes que, quien quisiera, podría decirme un secreto que yo guardaría hasta morir. La condición es que quien me dijera un secreto tendría que escuchar otro secreto mío y no decirlo a nadie hasta el día de su muerte.

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LLevo hasta la fecha haciendo este performance durante 14 años. Lo seguiré haciendo hasta el día en que me muera. 

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Lo único que puedo decir del secreto que me dijo el señor Oppiano Licario en Barcelona es que ese secreto es la razón por la cual lavo siete piedras durante el tiempo del performance. Una vez que lave las siete piedras el performance termina y las personas ya no pueden decirme más secretos.