Un cuerpo es atraído por otro cuerpo más grande debido a la dimensión de su masa corporal. A este fenómeno se le define como peso. El planeta tierra tiene una masa corporal mayor a los objetos que la rodean, por lo tanto, los atrae hacia su centro. El ser humano percibe este fenómeno como un hecho de verticalidad. Desde su perspectiva, las cosas caen hacia abajo. Las cúpulas de las iglesias, por ejemplo, son peso en forma de vacío. La Sagrada Familia de Antonio Gaudí fue diseñada amarrando bolsas de arena a hilos que colgaban hacia abajo en una maqueta puesta al revés.
Por otro lado, la idea de progreso propone que el hombre avance hacia arriba, hacia algo mejor, cada vez más alto. La civilización, según la idea de progreso, solo puede mejorar con el tiempo.
Sin embargo, el concepto de peso como acción de verticalidad es una ficción, porque la naturaleza no cae hacia abajo; los árboles crecen hacia arriba, toda su vida en contra de la gravedad. Por otro lado, aunque se escriban leyes que apelen a la idea de progreso, la vida siempre será más amplia que las leyes que pretenden contenerla; la amplitud de la vida se contrapone a la idea de progreso; los árboles, a la idea de peso. La naturaleza, por sí misma, se dirige hacia arriba; el ser humano, en contradicción a sí mismo, hacia abajo.
Esta instalación demuestra dicha contradicción al contraponer el peso de algunos objetos cuyo contexto contradice el primer párrafo del artículo 25 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos[1] con el crecimiento de un huerto. Las semillas sembradas crecerán hacia arriba mientras que los objetos colgados caerán hacia abajo. En algún punto, los objetos y las semillas encontrarán una altura común en la cual ambos podrán asentarse como una contradicción dentro de un mismo espacio.
[1] ‘Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la soberanía de la nación y su régimen democrático y que, mediante el fomento del crecimiento económico y el empleo, y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales, cuya seguridad protege esta constitución’