Considero las prácticas como las formas en que los procesos se manifiestan y se relacionan. Las prácticas no devienen piezas de arte, ni tienen siempre resultados concretos; tampoco devienen necesariamente procesos artísticos. Son maneras de incentivar preguntas, hallazgos y formas de estar y ser en GAIA. No necesariamente se consideran prácticas artísticas para tener influencia en los procesos, escrituras o performances en los que trabajo o colaboro. Son las maneras en las que ocupo mi espacio y mi tiempo de manera consciente, creativa, crítica, relacionando y cruzando los conceptos de ocio, trabajo, estudio, ejercicio, hobbies, cocina, jardinería, etc. Es pensarse la vida como una práctica, y esa práctica como un incentivo para el arte y viceversa. Son las maneras de apropiarse de manera consciente y crítica del espacio y del tiempo de una vida, y cómo se negocian esas maneras de ser y estar con las fuentes de trabajo, sustento económico, legitimidad artística, centralidad urbana, etc. 

Una pregunta sobre las prácticas es cómo desplegarlas desde un lugar creativo, consciente, y crítico, sin que esta posibilidad sea un privilegio. Para pensarse las prácticas cotidianas, vitales, es necesario tener asegurado un techo, comida, un sustento, etc. Las prácticas críticas de la vida requieren de un sustento; hay un límite entre la crítica a las prácticas convencionales y las formas en las que se genera retribución económica en la actualidad. ¿cuál es ese límite, quién lo define, cómo el arte se posiciona en ese límite, hay un límite? 

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Las prácticas, pensadas como el ser y el hacer de una persona en GAIA pueden ser infinitas, e integrar pensamientos, sueños, palabras, experiencias, recuerdos, etc. Este es un listado breve y sencillo de las prácticas que tienen mayor influencia en mis procesos artísticos, y las que han tenido más influencia de mis procesos artísticos.